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martes, 12 de noviembre de 2013

EL TURISMO CULTURAL Y SU PERSPECTIVA SOCIAL Y ECONÓMICA               ACTUAL.
            Dr. Alfredo Pastor Ugena. Doctor en Historia. Presidente de la Academia Iberoamericana de Escritores y Periodistas (AIDEP).
                  
                  BREVES PINCELADAS DEL DESARROLLO HISTÓRICO DEL TURISMO
                       
            El origen del fenómeno turístico  y su correspondiente repercusión económica es casi tan antiguo como la propia historia de la Humanidad, siendo por ejemplo conocida la afición de muchos eruditos helenos y romanos por los viajes, atraídos por las visitas a los santuarios y templos, las termas o  por la celebración de diversos acontecimientos de carácter deportivo o religioso.
            La desaparición de la “pax romana”, la destrucción de las calzadas y vías romanas y el fin de la prosperidad económica que caracteriza a la Edad Media reducen la frecuencia de los viajes. Esta última se recupera, sin embargo, en el Renacimiento, época en la que surgen los primeros establecimientos que reciben el nombre de “hotel”’.
            Bien entrado el siglo XVI, se extendió el hábito, entre los ingleses, de enviar a sus hijos a realizar un largo viaje por el Continente, a fin de completar su formación. Dicho viaje recibió el nombre de “gran tour”, expresión de la cual parece que derivan los términos “turismo” y “turista”.
            La revolución industrial da lugar a la aparición del germen del turismo de masas, al permitir la notable mejora de los medios de transporte - gracias a la aplicación de la invención de la máquina de vapor, tanto a los ferrocarriles, como a la navegación- y al favorecer el surgimiento de una importante clase media. En este periodo también se perfeccionan considerablemente las técnicas de comercialización de los productos
            El verdadero auge de la actividad turística se produce, no obstante, a partir de los años cincuenta de este siglo, momento en el que pasa a convertirse en un fenómeno económico de consideración. En efecto, los movimientos de viajeros se incrementan, entre 1950 y 1973, a un ritmo sin precedentes a lo largo de la historia.
            Son varios los factores que inciden en la aparición del turismo de masas. Entre otros, hay que destacar el establecimiento de un nuevo orden internacional y el proceso de paz que sigue a la Segunda Guerra Mundial; la recuperación económica de las grandes potencias y la consolidación de las clases medias resultado de la misma; el avance de los medios de transporte y de las infraestructuras, especialmente en relación al automóvil y al avión; así como la mejora de las condiciones laborales, gracias las vacaciones pagadas, a la generalización de la semana inglesa de cinco días o a la reducción de la jornada laboral.
            Desde ese momento, los viajes se han convertido en uno de los componentes básicos del consumo de los países desarrollados y el turismo ha pasado a ser una actividad económica marcada por una fuerte dinámica de crecimiento.
            Hoy en día, el turismo se ha convertido en la primera actividad económica a nivel mundial y representa, sobre todo para los países del Sur, una fuente de crecimiento económico e importante generadora de divisas, inversión y empleo.
            Desde la Cumbre del Desarrollo Sostenible de Johannesburgo (2002), se establece que para la mayoría de los países en desarrollo, el turismo constituye uno de sus tres principales recursos y asimismo, es el más importante para una gran parte de ellos( el 34%). Está claro que detrás del turismo tiene que existir y existe la actividad económica.
            A pesar de la importante expansión turística y de su repercusión económica, que hoy se produce en la diversidad de los espacios geográficos, prevalecen aún grandes focos de pobreza. Es relevante la desigualdad actual entre la importancia de la actividad turística mundial y la incidencia negativa de ciertas prácticas relacionadas a ella.
            Los beneficios económicos locales reales son reducidos en comparación con la riqueza que se genera a partir de la actividad turística; un claro ejemplo son las inversiones, que generalmente quedan en manos de las grandes industrias turísticas. Aunado a lo anterior, existen además serios daños sociales, como la expropiación de comunidades locales o la generación de tensiones diversas .A todo este escenario se suma la existencia de daños (algunas veces irreversibles) al patrimonio y al medio ambiente. En muchos casos, el sector turismo se antepone a las políticas de regulación de la actividad y a las buenas prácticas, además que la voluntad política reduce su capacidad de respuesta ante el dilema entre el mejoramiento de la balanza de pagos a corto plazo y las cuestiones sociales y ambientales.
            Esta dicotomía parece haber encontrado su solución en el concepto de “turismo sostenible”al que voy a hacer referencia a continuación. Este concepto se refiere a hacer hincapié en el aspecto económico, social, cultural y ecológico del desarrollo y en la corresponsabilidad entre los actores locales y los turistas.
            El turismo sostenible es una industria comprometida a hacer un bajo impacto sobre el medio ambiente y cultura local, al tiempo que contribuye a generar ingresos y empleo para la población local. La Organización Mundial del Turismo (OMT), define turismo sostenible como: El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.
Según la OMT, los principios que definen el turismo sostenible son:
Los recursos naturales y culturales se conservan para su uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios.
El desarrollo turístico se planifica y gestiona de forma que no cause serios problemas ambientales o socioculturales.
La calidad ambiental se mantiene y mejora.
Se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de los visitantes y el destino retiene su prestigio y potencial comercial.
Los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre toda la sociedad.
            Estas características hacen que el turismo sostenible sea una herramienta estratégica en el desarrollo económico local y nacional. Por un lado, el turismo supone una gran oportunidad en algunas zonas urbanas y rurales, en las que no existen otras alternativas de actividad económica. A su vez, como parte del sector servicios, ofrece más oportunidades para el surgimiento de empresas locales (hay que tener en cuenta que incluso en los países más desarrollados, este sector está compuesto principalmente por PYMES). Y a pesar de ser un sector que requiere de fuertes inversiones en infraestructura y equipamientos, también utiliza mano de obra de forma intensiva por lo que ofrece numerosas oportunidades de trabajo y negocio, indistintamente para hombres, mujeres y jóvenes.
            Esta tendencia del turismo denominada turismo Sostenible, es también respaldada por la UNESCO, quién argumenta que "El desarrollo de este tipo de turismo debe ser ecológicamente sostenible a largo plazo, económicamente viable, así como éticamente y socialmente equitativo" (BRESCE, 2009).
            El turismo ha sido presentado tradicionalmente como un eficiente motor del desarrollo económico, capaz de generar empleo, modernizar las infraestructuras, impulsar otras actividades productivas, revalorizar los recursos autóctonos o equilibrar balanzas de pagos nacionales. Antes de la década de 1970, asumidas estas premisas y con el turismo internacional de masas recién estrenado, pocos investigadores se habían parado a estudiar los costes económicos que suponía para las sociedades anfitrionas esta actividad. Pero en esa década empezaron a ser evidentes.
            Así, es cierto que el turismo genera empleo, pero en muchas ocasiones para la población local es un empleo de índole estacional y poco calificado, que suele competir directamente con la oferta de mano de obra de tipo migratorio. Además, suele tratarse de un empleo inestable: el turismo es un sector con grandes vaivenes, denominados coloquialmente como "temporadas baja y alta", además las zonas turísticas tienen que competir con nuevos destinos que surgen a causa del gran auge del desarrollo de los medios de transporte, el marketing y mejores ofertas económicas para el turista.
            También es verdad que se modernizan las infraestructuras, pero enfocadas a las prioridades turísticas y no siempre en concordancia con un desarrollo endógeno y equilibrado con las otras actividades productivas.
            La revalorización de los recursos autóctonos se materializa muchas veces en procesos inflacionarios derivados de un aumento de la demanda de la tierra, el agua o los alimentos; el resultado es el encarecimiento del coste de la vida, la dificultad de acceder a una vivienda o la expulsión de campesinos por la falta de competitividad de las rentas agrarias. El turismo impulsa algunas actividades productivas, como la construcción, pero también pone en peligro otras tradicionales, como las agropecuarias.
            Igualmente, es discutible la capacidad del turismo para generar ingresos en los países de destino, ya que son los países de origen los que más se benefician de esta actividad: las compañías de aviación y los grandes establecimientos hoteleros suelen pertenecer a multinacionales de los países de origen, además de que los operadores de estos países tienen capacidad de imponer precios a sus “socios” del destino.
Ernest Cañada, miembro de Sodepau-ACASC, (una ONG catalana) comenta que, a modo de ejemplo de estos procesos, nos podemos referir a primigenias zonas de atracción turística como las Antillas o Hawái en la década de 1960 y principios de la siguiente. El desarrollo turístico llevó a sustituir tierra agrícola por tierra urbanizable, y al campesino por el albañil o el trabajador del sector servicios. En pocos años, se redujo la soberanía alimentaria y fue necesaria la importación de los alimentos, más caros y a los que sólo se podía acceder en el mercado. En el caso de Hawái, dos de sus ocho islas mayores acabaron siendo propiedad privada, igual que más del 70% de las mil millas costeras hasta entonces propiedad del estado. Por último, las pequeñas industrias turísticas autóctonas fueron substituidas por otras foráneas con mayor capacidad de competencia.
            Finalmente, cabe señalar que, en determinadas zonas donde se ha hecho una apuesta por el turismo como principal medio de desarrollo, se ha observado que genera problemas semejantes a los de economías basadas en la agricultura de monocultivo para la exportación, tales como la dependencia de los precios del mercado internacional, muy fluctuantes, o un alto nivel de riesgo derivado de la escasa diversificación.
            Según Sancho (2009) y Maldonado(2006) entre los principales impactos ocasionados por el turismo podemos encontrar los siguientes:
Coste de oportunidad. Sucede debido a que se asigna un uso turístico a los recursos naturales, y posiblemente estos podrían ser utilizados para usos alternativos más provechosos.
Costes derivados de las fluctuaciones de la demanda turística. Estos costes se dan debido a la caída de la demanda, ya que afecta a la economía en general, más cuando se es muy dependiente de la actividad. Se da debido a que el turista tiene un mayor poder adquisitivo y los precios de los productos se elevan para sacar mayor provecho, por lo que para la gente local se traduce en tener un menor poder adquisitivo.
Posible especulación derivada de la demanda turística por terrenos y bienes raíces. El suelo se encarece porque llega a ser un bien escaso, ya que la actividad hace uso de este recurso.
Pérdida de beneficios económicos potenciales. Esto se da mayormente en países en vías de desarrollo, ya que usualmente depende del capital inversor extranjero, por lo tanto los beneficios se quedan en los países que invierten.
Distorsión o debilitamiento de las actividades económicas locales. Debido a que el capital humano local y de las áreas circundantes a los centros turísticos prefieren trabajar en las actividades turísticas y dejan de hacerlo en lo que tradicionalmente lo hacían.
Conflicto de intereses entre la población residente y los turistas. Esto se da generalmente porque ambos empiezan a utilizar y compartir los mismos recursos naturales y los servicios públicos.
            Las áreas que más atención han recibido en la literatura económica han sido la modelización de la demanda y la estimación de los impactos macroeconómicos de la expansión turística.
            Otras áreas que presentan un incipiente desarrollo son el análisis coste-beneficio de las políticas turísticas, el estudio de la organización industrial, y la evaluación de las interacciones con el medio ambiente. La maximización del bienestar colectivo del desarrollo turístico requiere la consideración del valor de las externalidades en las decisiones de inversión.
            Las características de la industria sugieren la necesidad de intervenir en el sistema a través de políticas impositivas y de regulación que garanticen el funcionamiento de los mercados de acuerdo al criterio de optimidad social.
            El turismo, como actividad económica importante, no se escapa a la fiscalidad. Esta ejerce su influencia sobre este sector de la economía de manera, incluso, más sensible que sobre otros sectores económicos. Conviene tener presente que en la constitución de una empresa turística una de las primeras cuestiones que más interesan a sus creadores es la relativa a la fiscalidad. El hecho de tributar de una u otra forma condiciona, muchas veces, la forma jurídica y las características de la empresa turística.
            De ahí que sea muy importante concretar qué tributos inciden sobre las empresas turísticas (sobre su inicio, la obtención de beneficio y el tráfico de bienes y servicios prestados por dichas empresas) y especialmente,  qué tributos gravan a las empresas turísticas a nivel nacional y a nivel internacional  y cuál es el tratamiento fiscal de la empresa turística transnacional.
1-Relación entre Turismo cultural y Patrimonio.”El turismo sostenible”.
El vínculo existente entre el turismo cultural y el patrimonio es único. Si bien el turismo se ha considerado históricamente como una actividad preponderantemente económica, el patrimonio se caracteriza por ser una riqueza no renovable, hecho por lo cual no puede ser considerado como un producto clásico de consumo.
            La valorización del patrimonio como eje de la actividad turística (valor de uso) cuenta como principal objetivo el beneficio económico, mientras que la valoración del patrimonio (valor de existencia) se preocupa principalmente en la apreciación de la dimensión cultural. El patrimonio constituye el punto de partida de la actividad turística y es la base de identidad de las comunidades locales. Sin el patrimonio, las perspectivas de desarrollo se verían limitadas; el turismo es una herramienta sólida de este desarrollo.

            Hay que valorar en todo este escenario la existencia de daños (algunas veces irreversibles) al patrimonio y al medio ambiente
            El marco del desarrollo: turismo y alivio de la pobreza.
            El turismo es en la actualidad una de las ramas más importantes del sector servicios y de las de mayor crecimiento a nivel mundial. Para los países desarrollados y en vías de desarrollo es una fuente importante de ganancia de divisas, una fuente de ingresos personales, un generador de empleo y un contribuyente a los ingresos del Estado.
            En una perspectiva de futuro con respecto a las potencialidades del turismo en cuanto al alivio de la pobreza, habría que prestar especial atención a una serie de factores / clave, que determinan el marco en que la actividad turística se produce y sus consecuencias sobre los destinos:
           Las políticas de gestión turística que tienden a concentrar los ingresos del turismo, que son, posteriormente, transferidos a potentes centros exportadores que suministran al destino turístico. Mientras éste sufre los mayores impactos sociales, culturales y medioambientales, recibe a cambio la parte menor del total de los ingresos.
           La naturaleza de las relaciones entre la actividad turística y el destino, que tienen generalmente un carácter extractivo, deben pasar a ser contempladas en el espacio de la sostenibilidad, de manera que la actividad turística se perpetúe con el enriquecimiento social y cultural del destino.
           El protagonismo de la actividad turística recae habitualmente en el turista, cuya satisfacción es el fin último de todo el proceso. Se impone un cambio sustancial hacia un nuevo paradigma en el que la actividad turística pase a ser un medio cuya finalidad es el desarrollo socioeconómico y la preservación del medio ambiente del destino, de manera que el protagonismo de la actividad turística pase a los participantes en toda la cadena productiva, básicamente la población local.
           Los indicadores que miden el éxito o fracaso del desarrollo turístico se sustentan generalmente en datos sobre el crecimiento del PIB, el número de visitantes, de hoteles, los índices de ocupación de los alojamientos, etc. Una nueva visión daría prioridad a indicadores que dieran medida de las posibilidades de continuidad del destino, la preservación y mejora de su patrimonio natural y cultural, los beneficios socioeconómicos para la población del destino, la distribución de renta entre sus distintos segmentos sociales y, con especial relevancia, las oportunidades creadas para la superación de la pobreza.
           Cualquier actividad turística es susceptible de convertirse en motor de desarrollo socioeconómico y de alivio de la pobreza. Tan importante es crear nuevas oportunidades, como integrar, en la realidad turística global existente, nuevas políticas que faciliten el alivio de la pobreza.
En programas de organizaciones internacionales como la OMT y el Comité Mundial de Ética del Turismo (2003) se plantean ocho objetivos cuya meta es medir  y acelerar el ritmo de desarrollo hasta 2015 y que son puntos que el concepto de "turismo sostenible" integra manera más o menos directa.


Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Lograr la enseñanza primaria universal
Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer
Reducir la mortalidad infantil
Mejorar la salud materna
Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

            El turismo no puede identificarse como un sector económico claramente diferenciado, puesto que los bienes y servicios vendidos tanto a los visitantes como a los turistas nacionales se originan en varias ramas de laproducción y porque en muchos casos sólo una parte se vende al turista y el resto se destina a otras formas dedemanda final o usos intermediarios.
            El turismo es una actividad transversal ya que fluctúa y origina sinergias y confluencias entre los distintos sectores productivos que se relacionan en elafloramiento de la diversidad de las actividades turísticas
            Los efectos del turismo sobre la economía son tal vez los más conocidos y han sido los que en mayor grado han estimulado el interés de los países por el turismo. Éstos efectos pueden manifestarse de diferentes formas, a saber:
- El turismo como fuente generadora de divisas
- El turismo y sus efectos sobre el ingreso nacional
- El turismo como fuente generadora de empleos
- El turismo como factor de expansión del mercado nacional
- Otros efectos del turismo: sobre el nivel general de precios y sobre el presupuesto público




El caso de España.
            Según  la  OMT El turismo está teniendo un crecimiento "importante" en 2013.
             El secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Taleb Rifai, señaló que el sector turístico español tendrá un crecimiento "importante" en 2013, al considerar que su alza del casi el 3% el pasado año ha corroborado su mantenimiento como mercado de destino, aunque se ha negado a dar cifras nacionales.
            Hasta julio de este año de 2013, España ha recibido 3 millones de turistas, un 4%más que en 2012: la mayoría procedían de Inglaterra, Alemania y Francia; sus destinos las costas de Cataluña, Baleares, Andalucía y Canarias
             En concreto, Rifai ha remarcado que, mientras que en 2011 el crecimiento del turismo en España estuvo marcado por la transferencia de los flujos turísticos por la Primavera Árabe, el sector ha demostrado que pese a la recuperación africana y la situación económica europea sabe mantener sus cifras.
            Por su parte, el responsable de tendencias de mercado de la OMT, John Kester, ha asegurado que España tuvo un "buen año", aunque el comportamiento de los visitantes internacionales fue mejor que en el caso del turismo interno, destacando que en el caso de Europa del Sur se aprecia una tendencia de recuperación del mercado británico.
            No obstante, Rifai ha puntualizado que "sea cual sea" el ajuste final entre ingresos y gastos, el balance turístico de España es el "mejor" del mundo, cifrando en más de 30.000 millones de euros esa comparativa.
            El turismo mundial ralentizará su crecimiento en 2013, según las previsiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT) que adelantó HOSTELTUR noticias de turismo, por lo que las llegadas internacionales se incrementarán entre un 3% y un 4% (‘El turismo internacional crecerá entre un 2% y un 4% en 2013’), ligeramente por debajo del 4% de 2012 con el que se ha cerrado el año alcanzando los 1.035 millones (‘El mundo alcanza los 1.000 millones de turistas internacionales’).

Turismo mundial
            La previsión de crecimiento de la OMT para 2013 encaja con su predicción de aquí a 2030, con una subida media del 3,8% anual entre 2010 y 2020 a fin de alcanzar al fin de la década los 1.800 millones de turistas internacionales.
            Por regiones, las mejores perspectivas para este año son para Asia-Pacífico (entre +5% y +6%), seguida de África (4%-6%), las Américas (3%-4%), Europa (2%-3%) y Oriente Medio (0-5%).
            Se mantienen así los patrones de comportamiento de 2012, en el que también ha destacado la región de Asia-Pacífico con un alza del 7%; mientras que, por subregiones, el Sudeste asiático, gracias a la aplicación de políticas que fomentan la cooperación y la coordinación regional en materia de turismo, junto con el norte de África (ambas con +9%) y Centroeuropa y Europa del Este (+8%) encabezan el ranking.
            De este modo el crecimiento ha sido más significativo en las economías emergentes (+4,1%) que en las avanzadas (+3,6%), tendencia que ha marcado al sector en los últimos años.
            El gasto del turismo chino en sus viajes al extranjero ha crecido un 42% en 2012, según las estadísticas de la OMT.
            Y es que, según ha reconocido el secretario general de la OMT, Taleb Rifai, "2012 ha sido un año de inestabilidad económica constante en todo el mundo, y especialmente en la Eurozona, pero el turismo internacional ha logrado mantener su rumbo". El turismo por tanto, añade, es "un pilar al que los Gobiernos de todo el mundo deberían apoyar en tanto que forma parte de la solución para estimular el crecimiento económico".
            Así, mientras los destinos de la Europa meridional mediterránea han consolidado los excelentes resultados de 2011 volviendo a sus índices de crecimiento habituales con un aumento del 2%, las llegadas a África han alcanzado un nuevo récord con 52 millones, debido a la recuperación del norte del continente tras la Primavera árabe.
            No obstante, Sudamérica, con un incremento del 4%, ha registrado cierta ralentización con respecto al crecimiento de dos dígitos de 2010 y 2011, frente al Caribe que, con una subida del 4%, ha mejorado los resultados de los dos últimos años.







            Los resultados de Oriente Medio (-5%) han mejorado después de un declive del 7% en 2011, aunque en 2012 la región ha contabilizado aproximadamente tres millones menos de llegadas de turistas internacionales, y ello a pesar de la clara recuperación de Egipto.

                                               Los ingresos, también al alza

            Los datos disponibles sobre ingresos y gasto por turismo internacional para 2012, que cubren al menos los nueve primeros meses del año, confirman la tendencia positiva de las llegadas.
            Entre los diez primeros destinos turísticos, los ingresos se han incrementado significativamente en Hong Kong (+16%), Estados Unidos (+10%), Reino Unido (+6%) y Alemania (+5%).
            Asimismo un número significativo de destinos del todo el mundo ha registrado un incremento superior al 15% en los ingresos por turismo internacional, como Japón (+37%), India y Sudáfrica (ambos +22%), Suecia y la República de Corea (ambos con un +19%), Tailandia (+18%) y Polonia (+16%).

Renovado dinamismo de los mercados tradicionales

            Aunque de los diez principales mercados las tasas de crecimiento más elevadas del gasto en el extranjero las ostentan las economías emergentes, como China (+42%) y Rusia (+31%), algunos emisores tradicionales han registrado resultados positivos.
            Así, en Europa, y a pesar de las presiones económicas, el gasto en turismo internacional de Alemania se ha mantenido en el +3%, mientras que el del Reino Unido (+5%) ha vuelto a crecer después de dos años sin variación; aunque en Francia (-7%) e Italia (-2%) ha descendido. En América, tanto en Estados Unidos como Canadá ha aumentado un 7%.
            Otros mercados más pequeños con crecimientos significativos han sido Venezuela (+31%), Polonia (+19%), Filipinas (+17%), Malasia (+15%), Arabia Saudita (+14%), Bélgica (+13%), Noruega y Argentina (ambos +12%), Suiza e Indonesia (ambos con un +10%).






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