SEGOVIA,
TIERRA DE CULTURAS
Adelina Arranz Aguilera
Este año el XXXV Congreso Nacional de FEPET ha
transcurrido por tierras de Segovia, con una alta participación de escritores y
periodistas de turismo, con ese propósito de descubrir en la riqueza de Castilla y León, la singularidad de las
tierras segovianas.
Las sierras de Ayllón,
Somosierra y Guadarrama; los puertos de Somosierra, Navacerrada y Guadarrama;
los páramos y llanos meseteños al norte, envueltos de una diversidad
bioclimática relevante, donde la presencia de pinos robles, hayas, conviven
con la encina y las zonas
cerealísticas, que tejen los paisajes de trigales, rastrojos y barbechos.
Tierras de cuño celtibérico, donde las especiales
condiciones de sus ríos, como el Eresma hicieron surgir los primeros brotes de
vida y los cambios inherentes a todo proceso histórico, que hicieron volver los
ojos hacia la roca que domina la ciudad que fue determinante de la posición
preeminente otorgada por Roma, visigodos y musulmanes hasta llegar a la Edad
Media
Lugar muy concurrido por Pedro I “El Cruel”, con su
palacio en Cuéllar, fueron sus tierras muy estimadas por la dinastía bastarda
de los Trastámra, que accede al poder en Castilla, en 1369, tras el asesinato
de este monarca por su hermanastro (el futuro Enrique II) en los Campos de
Montiel (Ciudad Real).
Estatua de Pedro I
Palacio de PedroI
Segovia capital es una ciudad singular situada en la
parte meridional de la Comunidad Autónoma de Castilla y León y situada en la confluencia
de los ríos Eresma y Clamores, al pie de
la sierra de Guadarrama. Desde 1985 su casco histórico y su
acueducto fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esta
ciudad alcanzó su máximo esplendor en la Edad Media.
Los citados monarca Trastámra sintieron un especial
afecto por Segovia y residieron grandes temporadas en el Alcázar. En 1425 nace
el príncipe D. Enrique a quien su padre le concedió la ciudad en señorío en
1440. El cariño de D. Enrique IV hacia Segovia se materializó en los edificios
que sufragó y que hicieron de la ciudad durante aquellos años el centro del
mudéjar en Castilla
Los Reyes Católicos dejaron su impronta en esta capital
con dos hechos muy relevantes de su reinado: en esta ciudad, el 12 de diciembre de 1474 se proclamó reina Isabel I
de Castilla, (que se encontraba residiendo en esos momentos en el alcázar
de esta ciudad esperando acontecimientos), en el atrio de la Iglesia de San
Miguel, nada más morir su hermano Enrique IV en los alcázares de Madrid. Acto
solemne ejecutado con alzamiento de pendones. Después pasó la princesa a palacio,
para recibir el homenaje de los grandes y prelados, besamanos que tuvo lugar en
una gran sala y que luego habría de repetirse en días posteriores según iban
llegando desde las distintas ciudades del Reino.
Asimismo el 15 de enero de 1475, en el palacio mayor de
las Casas Reales de San Martín, se firmaba el
acuerdo para la Gobernación del Reino ,entre Isabel I de Castilla y
Fernando II de Aragón más conocido por el nombre de Concordia de Segovia, que fijaba el reparto de las atribuciones de
gobierno a Fernando e Isabel en sus respectivos territorios. Y aquí y entonces
se acuñó la leyenda de Tanto Monta, monta
tanto, expresión heráldica usado desde
entonces por los Monarcas, erigiéndose el yugo y las flechas como símbolos de
su reinado. Permanecerían los Reyes en este palacio hasta el 22 de febrero.
La
Concordia de Segovia delimitaba las competencias de ambos monarcas respecto del
gobierno en Castilla y Aragón. Dicha sentencia arbitral reiteraba los derechos
de Isabel como "reina y propietaria de Castilla", concediendo a
Fernando plenos poderes que lo equipararían con su esposa, sin perder de vista
el objetivo de unir los reinos aludidos (Para mayor información consultar el
libro: Isabel I de Castilla “la
Católica”y su hijo el Príncipe Juan, cuyo autor es Alfredo Pastor Ugena).
La Virgen de los Reyes Católicos
Además de estos hechos históricos que engalanan la
historia de Segovia, podríamos enumerar muchos más, pero sólo vamos a hacer
referencia a la presencia en las tierras segovianas, y en concreto en la
capital, de uno de nuestros mejores escritores y poetas: Antonio Machado quien llega a Segovia el 25 de noviembre de 1919
para ocupar la Cátedra de Francés del Instituto General y Técnico de la ciudad.
En este centro impartirá clases hasta 1931. Así reflejaba la prensa local la
presencia de este referente de nuestras letras en Segovia:
"Ayer
llegó a esta población, con objeto de posesionarse de su cátedra de Francés en
el Instituto General y Técnico, para la que recientemente fue nombrado, el
vigoroso y culto poeta Antonio Machado, que en hermosas estrofas ha sabido
cantar las grandezas de Castilla, de la que es un ferviente enamorado.
Enviámosle nuestro más afectuoso saludo, y mucho celebramos que encuentre grata
su estancia en esta vieja ciudad castellana, donde seguramente hallará motivos
de inspiración el genial poeta".( El Adelantado de
Segovia. Jueves 27 de noviembre de 1919).
"Antonio
Machado, el poeta de Castilla, vuelve a Castilla, (...) Hoy vuelve a Castilla,
viene a Segovia a enseñar francés en nuestro instituto y aquí como en aquella
otra ciudad, verterá en sus versos cadenciosos y austeros, las profundas
emociones que esta ciudad hermana y este campo fraterno, harán de despertar en
el alma castellana de este poeta andaluz. Reciba pues, nuestro más querido
poeta el más cordial saludo de LA TIERRA DE SEGOVIA".(La
Tierra de Segovia. 27 de noviembre de 1919).
Segovia es un espacio geográfico de tierras donde prevalece la pluralidad de
culturas. Es, sin duda, muy rica en
huellas de los estilos artísticos más significativo de la Península, entre los
que destacan las muestras románicas y mudéjares. Asimismo es de justicia
destacar en la capital sus tres monumentos más emblemáticos: el Alcázar, antigua fortaleza militar
enclavada entre los ríos Clamores y Eresma; la Catedral, construcción del gótico tardío y denominada “la
dama de las catedrales”; y el Acueducto,
que con sus imponentes arcos y sus piedras de granito otea la urbe desde hace unos
2000 años y se ha convertido sin duda alguna en símbolo de la ciudad.
Pero además de estas tres maravillas de la arquitectura,
el viajero puede regocijarse de admiración con otras muchas posibilidades no
menos atractivas, como fue nuestro caso. En Segovia nos encontramos dispersado
uno de los conjuntos románicos más ricos de Europa, tanto civil como
eclesiástico. Cabría destacar las iglesias
de San Millán, San Martín, la Vera Cruz y San Esteban, con su alta torre
dominando las alturas.
Otras de las grandes joyas de Segovia capital son El monasterio del Parral, de estilo
gótico (perteneciente a la orden jerónima, la única puramente española, tan
admirada por Isabel “la Católica”); La casa de la moneda; La casa de los picos,
conocida por su famosa fachada; La Torre de Hércules; El Torreón de Lozoya;
La muralla y sus diferentes puertas de entrada; los palacios, casas
señoriales...Siempre nos quedaríamos cortos enumerando todos los rincones
de interés de Segovia, y la grandiosidad de la belleza de esta ciudad,
paseando por sus estrechas callejuelas
cuajadas de historia y luz.
En nuestro itinerante recorrido por sus tierras, los
miembros de FEPET pudimos visitar: Fuentidueña,
Ayllón, Sacramentia y Cuéllar. Como apunte general hay que señalar el nuevo
aporte didáctico aplicado al turismo presente en casi todos los lugares que
visitamos: la teatralización de los
hechos históricos más importantes que han dejado huella en estos lugares.
Comencemos por destacar nuestra presencia en Cuéllar, villa nobiliaria enclavada en
la denominada Tierra de pinares. El
patrimonio histórico-artístico de esta zona segoviana es el resultado de una
singular y dilatada historia. Y de todos los periodos históricos, seguramente
el que ha dejado más y mejores evidencias materiales es la Edad Media, momento
en el que tienen su origen muchas de las localidades que constituyen esta comarca.
Así, en el último tercio del siglo XI, aprovechando un
largo periodo de inestabilidad y desintegración en Al-Andalus, se ocupan los
territorios situados entre el Duero y la Cordillera Central: la llamada Extremadura castellana. Esta amplia franja
se convierte así en una tierra de
frontera, al conformar la línea de máximo avance cristiano frente al
poder musulmán. Para atraer población a estos espacios, despoblados durante
varios siglos y ahora peligrosos, se crea un peculiar modelo de ocupación y
organización del territorio basado en la
implantación de Comunidades de Villa y Tierra y en el otorgamiento de ciertas
libertades a los pobladores de las mismas por parte del poder real. Así,
desde el punto de vista jurisdiccional, cada una de las Comunidades posee su
propio fuero, que les dota de gran autonomía política y regula su
organización económica, fiscal y social; y también cada una tiene como
epicentro a la villa, una localidad por lo general amurallada o dotada de
alguna fortaleza, de la cual dependen un cierto número de aldeas de su entorno
o alfoz (la tierra).
El proceso de implantación de las Comunidades de Villa y Tierra se verá afianzado tras la conquista
de Toledo por Alfonso VI en el año 1085, de manera que en el primer tercio del
siglo XII ya podemos hablar un territorio perfectamente organizado y exento de
peligro al desaparecer ese carácter fronterizo. Es el momento en el que los
pobladores de estas villas y aldeas comienzan a destinar recursos y esfuerzos
para la construcción de edificios civiles e iglesias de culto (en pleno apogeo
del románico), en algunos casos utilizando la piedra caliza y en otros echando
mano de materiales menos costosos como el ladrillo, incluso mezclando ambos en
un mismo edificio. Pero, sin duda, es el momento en el que se produce un
verdadero mestizaje cultural, al encargar a alarifes musulmanes la ejecución
de estos edificios, generando el singular estilo arquitectónico que define a
la comarca: el mudéjar,estilo
artísitico muy presente en Cuéllar donde destaca.el Centro de Interpretación del Mudéjar, ubicado en la Iglesia de
San Martín. A través de un juego de luces, imágenes y sonido se introduce al
visitante en las singularidades de este estilo arquitectónico, resultado del
mestizaje de las culturas cristiana y musulmana.
Cómo no destacar además en esta blasonada ciudad
espléndidos monumentos como su famoso castillo
de los Duques de Alburquerque (“Don
Beltrán de la Cueva y Dª Mencía de Mendoza hija del marqués de Santillana”),el
palacio de Pedro I, la muralla medieval o la
capilla y hospital de la Magdalena, entre otras muestras de las
innumerables huellas que la historia ha dejado en estas tierras de cultura
En definitiva, como resultado de todos estos avatares
históricos, la mayor parte del territorio que conforma hoy día la Tierra de Pinares Segoviana (que es,
ante todo, una comarca natural) está compuesto por las localidades que
integraban dos de estas antiguas Comunidades de Villa y Tierra: Cuéllar y Fuentidueña-
¿Qué decir de Fuentidueña?
La belleza de la naturaleza deja su sello en esta histórica y noble vill: un
paraíso natural donde el Duratón atraviesa un puente exaltado sobre su curso
que forma en estos parajes un estrecho valle.
Toda la villa está declarada Bien de Interés Cultural, en categoría de conjunto histórico. Éste
constituye un fiel testimonio de la evolución de una comunidad humana con un
pasado cuajado de hechos históricos y personajes relevantes del que se
conservan importantes restos, algunos de ellos declarados de Interés Cultural
por méritos propios. Destacamos: las
ruinas del castillo y recinto murado ;tres
iglesias, la de Santa María, la iglesia arruinada de San Martín y la de San
Miguel, las ruinas del Hospital de la Magdalena, ,así como las ruinas de la
ermita de Santa Cruz
Destacar asimismo
la capilla del palacio de los Condes de
Montijo, sede actualmente de la conocida Posada Real. En la parte superior del recinto amurallado observamos
una necrópolis excavada en roca, con
sepulturas antropomorfas de cronología medieval. y aunque escasos, podemos
observar también interesantes ejemplos de arquitectura popular conjugados, de
forma más o menos armoniosa, con escudos, estelas funerarias medievales y
restos de portadas también de esta época.
En Ayllón pudimos asistir desde el tránsito por la
belleza de su amplia plaza, a escenas de la historia teatralizada como las
sugestivas reacciones del rey Juan II tras la decapitación en Valladolid de su
valido don Álvaro de Luna, (quien
residió en tiempos en esta localidad), quizás el hombre más importante e
intrigante políticamente en su época. El palacio de los Contreras, la citada
Plaza Mayor,la Iglesia de San Miguel y de Santa maría la Mayor, ermitas,
conventos y otros edificios civiles y eclesiásticos y los parajes naturales,
hacen de esta histórica villa, responden al lema local de “Ayllón, historia y arte”.
Finalmente destacar los grandes valores de la gastronomía
segoviana ,ejemplarizada por todos los lugares descritos, como muestra cultural
del transcurrir de los tiempos y que presenta una alta gama de muestras y
costumbres culinarias, entre las que destacan su asado castellano al horno a elegir entre los exquisitos cordero
lechal y cochinillo según preferencias- No
menos conocidas y sabrosas son otras recetas tradicionales como la sopa
castellana (indispensable en los frios inviernos), judiones de la Granja,
truchas de Valsaín, y diversos guisos de caza completados con ricos postres
como el delicioso ponche segoviano, de cremoso interior y tostada apariencia. Ciudad de figones y mesones por
excelencia, la gastronomía segoviana ha sabido combinar la secular tradición
con la necesaria innovación y el buen hacer de sus restaurantes.
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